Damasco debe ser destruida

Los EE.UU. de América iniciaran en pocas horas un ataque masivo, tecnológico y robótico – sin seres humanos -, que obliterará de la faz de la tierra a las fuerzas armadas sirias y a todo ser vivo que esté cerca de ellas, abriendo el camino de Damasco a una canalla caótica de rebeldes, no controlada del todo por los servicios de inteligencia de los EE.UU. y sus aliados más cercanos.

El Presidente Barack Obama ha resuelto desencadenar el ataque unilateral e ilegal contra Siria sin una autorización del Consejo de Seguridad de la ONU y oponiéndose a la opinión pública norteamericana e internacional, a raíz de un ataque con un gas letal contra un suburbio de la Periferia de Damasco, el 21 de Agosto pasado, que ocasionó la muerte de centenares de personas.

345 muertos según estimados de Médicos sin Fronteras, 700 según la prensa extranjera en Siria o 1,400 según el Presidente Obama y los rebeldes. Las imágenes horrendas, conmovedoras e indignantes, de más de un centenar de niños asfixiados a muerte, constituye mediática y emocionalmente el “Casus Belli” norteamericano.

El Presidente Sirio Bashar El Assad niega que su gobierno haya utilizado estas armas. La comisión de inspectores de la ONU que estuvo en el lugar guarda silencio y no libera el informe incriminante o liberador, según sea el caso. El Presidente ruso Vladimir Putin defiende abiertamente la tesis de Assad y hoy Siria acepta entregar las armas químicas a la comunidad internacional, aceptando una iniciativa rusa. Obcecados, los norteamericanos, franceses y británicos, dicen que como el estado sirio posee armas químicas, ergo el responsable fue el gobierno. A falta de alguna prueba plena, la guerra se desencadenará mediante un silogismo.

Los rebeldes son varias pandas compuestas por los militares desertores del Consejo Nacional Sirio, la Hermandad Musulmana, el eficaz ejército Jabhat al Nusra de Al Quaeda ( Hasta ayer, enemigo de los EE.UU.), fracciones turcomanas, asirias y kurdas, radicales socialistas disidentes del partido de gobierno Baath, mercenarios libios, etcétera. Al triunfar, se supone que estas pandas utilizaran los arsenales del derrocado y muerto Assad para el mayor bien de la humanidad y de todos los sirios.

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En Siria, en el puerto de Tartús, Rusia mantiene la única base naval que le queda en el Mediterráneo. Sin ella, la presencia rusa en el Medio Oriente decrecería significativamente y Rusia quedaría embotellada en el Mar Negro. Irán es aliada de Siria y esta última le cuida las espaldas en caso de un ataque norteamericano o israelí contra Teherán, debido al programa nuclear iraní.

“Delenda est Cartago”, repetía Catón el Viejo después de cada uno de sus discursos en el Senado romano. Cartago representaba un peligro para la seguridad de Roma. No era necesario que en la Knesset israelí se instruyese a algún representante para que acabe todos sus discursos con un “Delenda est Damasco”, “Damasco debe ser destruida”. Para Washington, las prioridades y prelaciones son claras.

Son esas las causas de la guerra, como lo confirman las profecías del 20 de Agosto de 2012 del vidente Barack Obama. Hace poco más de un año, en un rapto que rasgó el velo del futuro, declaró que Bashar El Assad cruzaría una “línea Roja” si movía o utilizaba armas químicas, pues eso concernía no sólo a Siria, sino “a nuestros aliados cercanos en la región, incluyendo a Israel”.
Como la sibila romana o la pitonisa de Delfos, Obama vio hace un año como caería Damasco. Y Damasco, como en una tragedia griega, habría seguido absurdamente – inexorable y ciegamente -, el guion del drama letal. Pura predestinación, como la de Edipo Rey. Y pensar que uno creía que estas cosas sólo existían en la mente de Sófocles.

Publicado en el Diario Digital ALTAVOZ, 9/09/2013