Para el ex canciller y analista internacional Francisco Tudela, el gobierno de Donald Trump no podrá alterar la continuidad de los TLC firmados con EE.UU. Trump podrá cambiar aspectos de política económica interna, pero requiere negociar con los republicanos que son mayoría en ambas cámaras y que no ven con mucha simpatía a este republicano de última hora.
¿En qué falló el Partido Demócrata para que Hillary Clinton, su candidata, perdiera la elección presidencial norteamericana frente a Donald Trump?
Clinton tuvo 300 mil votos más. Pero en el sistema americano los electores de los estados son elegidos por el voto popular y estos, en representación de sus estados eligen al presidente de EE.UU. Es una elección indirecta. No importa tanto el número de votos obtenidos sino ganar en los estados con 270 votos o más. Trump tuvo 290 votos y Clinton 232. Esos 300 mil votos de Clinton no le sirven para ganar.
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¿La estrategia de los demócratas no tuvo en cuenta esto? ¿Hillary Clinton era una mala candidata?
No estoy seguro de que haya sido una mala candidata. Sí creo que no logró desvincularse de Obama. Era la continuidad. Si ganaba iban a ser 16 años de demócratas, de lo mismo. Obama tiene 8 años, y normalmente luego del periodo de cuatro años los presidentes se reeligen. Las cifras de la Oficina de Censos de EE.UU. demuestran que hay un incremento de la gente que vive de cupones y de la pobreza extrema. No es culpa de Obama sino del crack del 2008 y una economía que aún no se recupera.
¿Clinton no propuso un cambio para esa gente?
No planteó ninguna diferencia a los problemas en curso. La única promesa que Hillary hace a las clases medias es que no les va a subir los impuestos, sin especificar. Centra su campaña en las cuestiones de género y de minorías. Pero las cifras de la Oficina de Censos indican que las minorías no son en EE.UU., lo que se cree en el resto del mundo. Representan el 20% de la población norteamericana. Los latinos no son considerados dentro de las categorías. En EE.UU., la raza se usa hasta para inscribir a tus hijos en el colegio. Las categorías del censo son: raza blanca, 79%, la negra 15%, la asiática, 4% y amerindios, polinesios y esquimales se reparten en el 2%. Los hispanos se reparten entre estas categorías…
Y terminaron votando por Trump…
Sí. Entonces el haber centrado el eje de su campaña en el continuismo hizo que su adversario, Trump, descubriese la tecla que había que tocar: la clase trabajadora pobre blanca –que es la mayoría–, afectada por la crisis que por mala suerte se inició a partir del periodo Obama. Este no ha logrado superarla. Esta clase trabajadora inmensa no está en los programa de Acción Afirmativa, ni de las minorías, eje de la campaña demócrata. Se sintieron marginados, una minoría siendo la mayoría.
¿Trump sí los interpretó?
Su estrategia fue decir lo que esta gente, mayoritaria, pensaba. La tasa de mortalidad ha crecido más entre estos trabajadores blancos pobres que en los otros grupos minoritarios. Por eso Trump va donde los mineros del carbón. Él descubre que el partido demócrata había dado por hecho que el porcentaje usual de la clase trabajadora blanca, sumados a las minorías, le daría la victoria a Clinton. Pero esta se olvidó del voto tradicional demócrata y lo pierde. Trump dice en voz alta lo que piensa este sector molesto con los demócratas. Así gana la elección.
Trump es proteccionista, antagónico al libre comercio y a la apertura de mercados. Ha prometido que no más industrias norteamericanas fuera del país…
No generalicemos. El tema de los TLC y del Nafta, los tratados de libre comercio con Canadá, México, China para poder ser modificados tienen que ser negociados con los países. Luego deben pasar por ambas cámaras del Congreso…
La mayoría es republicana, como Trump.
Sí, pero un buen sector de republicanos están resentidos con Trump. Decir que por decisión presidencial puede abolir los acuerdos de libre comercio, no es cierto. El proceso es muy largo, cerca de 8 años. En el tema arancelario, Trump ha propuesto un impuesto del 30% no para los productos latinos, europeos o asiáticos, sino para castigar (cosa muy discutible económicamente) a las empresas norteamericanas que han llevado sus industrias a países donde la mano de obra es más barata. Quiere elevar esos productos que llegan a EE.UU.
¿Podrá?
Vamos a ver. Del dicho al hecho hay mucho trecho. Una cosa es la campaña y otra la realidad. Lo del muro con México ha sido altamente ofensivo, un acto demagógico extremo que ha generado un problema de largo plazo. El muro ya existe, dicho sea de paso. Yo lo he visto en San Diego. Está construido con planchas de metal. Claro, no es la muralla china que propone Trump. Por desgracia, los muros ya existen en EE.UU., Israel, en Calais están construyendo uno. El proceso de globalización ha tenido efectos adversos en ciertos sectores sociales en Inglaterra (Brexit) y en los EE.UU. Eso es lo que demagógicamente ha sabido interpretar Donald Trump.
¿Qué peso tienen las industrias norteamericanas que operan en el exterior?
No son la mayoría. EE.UU. importa el 40% de la producción del mundo entero y no viene de empresas norteamericanas. Son básicamente algunos productos manufacturados.
¿Cuál es el margen de proteccionismo de Trump. El Tratado Transpacífico (TPP)?
El Transpacífico tampoco iba con Hillary, ella no lo iba a firmar. La gran oposición de los dos partidos es para protegerse de la China. Es un tema bipartidarizado. Trump podrá actuar en sus reformas tributarias, el plato fuerte de su campaña. Propuso eliminar 75 millones de contribuyentes que pagan impuestos insignificantes. A todos los solteros que ganan 25 mil dólares al año o menos y a todos los casados que ganan 50 mil o menos al año. También ofreció bajar los impuestos corporativos para la pequeña y mediana empresa, del 30% al 15%…
¿Realista?
Hay medidas que solo pasan por el Ejecutivo, otras por el Congreso. Dependiendo de la negociación que hará con los republicanos en los 60 días que quedan para asumir el mando, veremos si podrá hacerlo o no. Se ha acercado a Mitt Romney, su enemigo, y lo está convenciendo para que sea su secretario de Estado.
¿La pelea de Trump con el Partido Republicano es fuerte?
Sí. En las primarias arrasó con Marcos Rubio, Ted Cruz, Jeff Bush, les pasó por encima sin ser Trump un republicano histórico; era demócrata hasta hace unos años. El partido se desmarcó de su campaña, lo condenó pensando que perdería. Pero ha ganado y teniendo los republicanos el control de las dos cámaras además del presidente, estarían muy ciegos para no tomar la oportunidad de gobernar los EE.UU.
¿Trump no la tendrá fácil?
Ambas partes tendrán que negociar un camino medio. Decir que Trump es un nacionalista al estilo europeo o un populista a la manera latina es ir muy lejos. Lo que caracteriza a estas dos corrientes es el anticapitalismo y el antiparlamentarismo. Ninguno de esos dos factores está presente en Trump. Es un gran demagogo, como lo fue Andrew Jackson en el siglo XIX, no cabe duda que pintoresco…
Y racista, denigrador de las mujeres…
No cabe duda que hace comentarios insultantes. Creo que ese estilo cambiará porque el peso de la responsabilidad de una victoria es enorme. Cuando se reunió con Obama, se veía un Trump diferente, asombrado de estar sentado ahí, humilde frente al presidente. Una cosa es la campaña, otra el gobierno y otra hacerse espacios en su propio partido.
No la tiene fácil. Además, en EE.UU. hay gobierno federal y estatal, son 50 estados que tienen gobernadores y congresos. En 33 de ellos ganaron los republicanos. Es un país complejo, nunca ha tenido un intento de golpe de Estado en su historia y ha vivido una guerra civil.
Algunos mencionan el impeachment…
Para ello se requiere que cometa un delito, como Nixon o Clinton. Es un juicio político porque el presidente ha cometido una falta grave o un delito.
¿Veremos ‘naves de los locos’ de migrantes expulsados por Trump, los peruanos?
No, porque las deportaciones son aplicables a migrantes ilegales y con muchas limitaciones. Por eso Trump se ha cuidado mucho en señalar que deportará a 3 millones de migrantes ilegales que han cometido crímenes. Es lo mismo que ha hecho Obama. Durante su gobierno ha expulsado a 2 millones de inmigrantes que cometieron crímenes. Las propuestas de Trump serán moderadas por la realidad. Tampoco son tan extremas como fueron presentadas por la prensa que le fue tan adversa durante la campaña. Ha quedado una gran herida en los adversarios y medios que desinformaron. El New York Times le ha pedido disculpas a sus electores por haberlos desinformado. Es una novedad.
La campaña fue feroz.
Y se han generado espantapájaros terribles. Pero la realidad se encargará de mostrar la verdadera dimensión de quién es, indiscutiblemente, el presidente número 45 del país más poderoso del mundo.
¿Las manifestaciones en su contra continuarán?
El mismo Obama se ha desmarcado de esto y dijo que se debe respetar los resultados, y que una vez finalizada la elección lo que importa es EE.UU. y hay que estar unidos. Son esencialmente colectivos radicales movilizados, pero no ponen en riesgo la presidencia de EE.UU.
Henry Kissinger dijo: “El fenómeno Trump es una reacción de la clase media de Estados Unidos al ataque a sus valores”.
Así es. Se trata esencialmente de la clase trabajadora blanca sumada al Midwest (medio oeste), la parte no cosmopolita de los EE.UU. que no está en contacto ni con la costa este ni con la oeste. Desconfían de estos señores de saco y corbata que están en la costa este y de los hippies que están en el oeste. La clase media norteamericana es de 200 millones, sobre una población de 305 millones. Las clases pobres son 100 millones. Si aplicamos las cifras del censo de EE.UU., el 80% de esa clase media y pobre no ha formado parte del mensaje de la campaña demócrata. Hillary Clinton erró al no dirigirse a esos sectores que representan a la enorme mayoría de EE.UU. Pensar que tenía un voto cautivo ahí y entre los latinos fue una gran equivocación. Sus matemáticas estuvieron mal calculadas y el mensaje no era el adecuado. Marginó a ese sector.
¿El resentimiento de ese gran sector norteamericano qué origen tiene?
Se origina en la lentitud de la recuperación norteamericana. A ocho años del crack del 2008 no pueden subir las tasas de interés, si lo hacen se produce una depresión como la de 1930.
¿Qué piensan los países del APEC sobre el triunfo de Trump?
Es muy interesante. Japón: el primer ministro Shinzo Abe paró en Nueva York antes de venir a Perú y se reunió con Trump en su torre dorada. Al salir dijo que Trump era un hombre de confiar. Nuevamente una cosa es la campaña y otra la realidad. En este momento está compartiendo información estratégica para empaparse de ello. Trump debe estar conociendo temas que no sabía, los equilibrios geopolíticos, por ejemplo.
¿La OTAN queda o no?
Es indesmantelable. Claro, sufre una sacudida ante un presidente que plantea políticas distintas para el Medio Oriente, en concreto el caso de Siria.
¿Rusia está de plácemes?
No estoy seguro. Tiene esperanzas –como lo expresó el presidente Putin– de que haya una distensión entre los EE.UU. y Rusia. Trump lo mencionó en la campaña pero no conoce a Putin, no se han reunido, es una abstracción y viceversa. Con toda la información que tiene el presidente de EE.UU., la política hacia Rusia puede cambiar, pero no 180 grados. La OTAN no puede abandonarse. Los europeos tienen gastos de defensa muy bajos. Todos estos años han descansado sobre el poder norteamericano. Han visto que tienen que incrementar los gastos de defensa
Pero Europa está preocupada…
Europa está quebrada, está peor que EE.UU. Está fastidiada con Trump, naturalmente. Pero no está en condiciones para retar al presidente de EE.UU. Las únicas FF.AA. que están en el siglo XXIson las norteamericanas. El resto vive en el siglo XX. El comercio se mantendrá. EE.UU. es el primer inversionista en Europa.
¿EE.UU. replanteará su política para Siria?
Parece que sí. La política rusa se basa en la multipolaridad y el respeto a la soberanía. Los rusos dicen Assad es un dictador, pero lo defienden frente a los insurgentes porque es el gobierno de Siria. Así actuó EE.UU. en Vietnam. EE.UU. nunca reconocerá la legitimidad de Assad, tampoco Trump defenderá gobiernos no democráticos. Él anunció que invertirá el orden de prioridades. El gobierno de Obama quería simultáneamente derrocar a Assad, liquidar a ISIS y levantar al Ejército Sirio Libre. El error fue hacer distinciones entre los insurgentes. Trump propone dos fases, primera: liquidamos a ISIS, ahí sí habrá un mayor énfasis; segunda: vemos cómo salimos de Assad, no simultáneamente. Europa apoyará a buscar el cambio en Siria y apoyar los bombardeos a ISIS. EE.UU. lidera esta lucha.
¿Qué hará China frente a Trump?
Tienen que entenderse con Trump, así lo han declarado. Trump ha propuesto una renegociación del TLC con China, pero eso implica su interrupción. Continúa normalmente, además si se renegociara tomaría muchos años. Luego debería pasar por ambas cámaras. Creo que el eje central del status quo con China se va a mantener. Los cambios de Trump se centran en la política económica interna de EE.UU. Los intereses son de tal envergadura que ni China ni EE.UU. pueden prescindir de cada uno.
¿Qué ideología tiene Trump, conservador?
Los conservadores sostienen que no tiene una ideología definida, que es un pragmático y no un conservador.
¿Es populista?
Si se refiere al antiparlamentarismo del populismo, no lo es. En el contexto exclusivamente norteamericano claro que tiene algo.
¿La popularidad de su gobierno será baja?
Es un tema difícil, depende del primer año de gobierno y de los equilibrios que logre construir con los republicanos en el Congreso. Trump no es tonto, es un hombre de negocios. Ha escrito varios libros, uno de ellos es El arte de la negociación y eso está haciendo con los sectores del Partido Republicano que le son hostiles pero tienen la llave de la gobernabilidad. Bush dijo que no votó por Trump, eso dice mucho. La clave está en la relación del presidente con el Congreso.
Por: Mariella Balbi
Entrevista aparecida en Peru21.pe el
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